Representar y liderar como mujeres desasociadas a las causas de género
Daniela Rosales Loera
22 de Noviembre, 2024

Desde la infancia me cuestionaba el por qué desde temprana edad en la familia y en la escuela a las niñas nos imponían el cómo vestir, sentarse, hablar. No hay mujer que no haya pasado por una medición de su feminidad. No hay mujer que no haya luchado por romper con roles y estereotipos para conseguir sus propósitos, porque nos encarna una lucha interna que aclama la libertad de ser, existir, pensar y decidir. Esto último no ha sido una tarea fácil, las mujeres hemos sido borradas de la historia, incluso las protagonistas que sacrificaron su vida por la obtención de los derechos político-electorales. 


Resignificar el papel de la mujer en aras de la igualdad de género, ha mostrado avances respecto a conseguir mediante acciones afirmativas lleguen a los altos mandos en los tres órdenes de gobierno, en sus distintos niveles. Partiendo de la igualdad de oportunidades se ha conseguido el logro de posicionarse como alcaldesas, regidoras, síndicas, gobernadoras, senadoras, diputadas y este año la primera mujer presidenta. Sin embargo, aún con el hecho histórico se presenta una paradoja que no se ha logrado conciliar, porque tras años de lucha, en los que la consigna ha sido la conquista de la igualdad en todas sus manifestaciones, así como el triunfo sobre todas las brechas y obstáculos para erradicar cualquier conflicto motivados por el “género”, en otro hecho histórico que pareciera traer consigo un retroceso, juezas y magistradas quienes, a través de esfuerzos titánicos, horas de estudio, años de preparación y luchar contra viento y marea, compaginando su vida privada y profesional, fueron rezagadas en su carrera y proyecto de vida al ser parte de una tómbola de frivolidad y cinismo por la reforma judicial que atraviesa el país en este momento. 


El tiempo en funciones de la suscrita en el Poder Judicial de la Federación fue corto, sin embargo es preciso señalar que a pesar de la temporalidad que cualquier trabajador/trabajadora esté presente en un juzgado o tribunal, se percatará de lo que conlleva el día a día de un órgano jurisdiccional, la “curva de aprendizaje” de quienes integran los órganos se reduce a dedicarle en cuerpo y alma su vida a la carrera judicial, sacrificando el tiempo con sus familias para cumplir como es debido, aunado a la técnica y rigurosa capacidad que se requiere para trabajar en conjunto y con ello garantizar los derechos de los justiciables y atender sus peticiones. No todas las personas que ejercen la abogacía cuentan con las herramientas para la carrera judicial, no se trata de privilegios o egos internalizados, se trata de visibilizar que la investidura y talento innato de personas juzgadoras y su equipo de trabajo, logros que han conseguido a través del mérito y pasión, es por ello que la brecha a la que se enfrentan todas las personas mencionadas da cuenta de los retrocesos de los derechos laborales y derechos humanos. 


Como abogada y mujer joven, me embarga una profunda indignación. Colegas, imagínense estar en el punto más alto de su carrera profesional y conseguir su propósito con excelencia, mientras tanto los actores políticos consiguen en un abrir y cerrar de ojos poner un freno a tu trayectoria. Reconstruir el proyecto de vida de las juzgadoras y mujeres trabajadoras del Poder Judicial representará más brechas debido a su posición de género, no solo las mujeres se enfrentan a las condiciones materiales de la educación, además de una intervención al control y acceso de recursos que se verá sesgado a la par de su desarrollo profesional. Un pilar fundamental para el empoderamiento de las mujeres es la autonomía financiera, la cual por más que se generen recursos económicos y humanos para conseguirla no será posible mientras se vulneren sus derechos laborales. 


Para atender a una transversalidad de género se requiere una diversificación de actores que aporten vías de solución a la problemática de la desigualdad de género, pero cómo puede haber la colaboración entre sociedad civil, instancias gubernamentales y gremio político cuando se están invisibilizando no solo las voces de quienes sufren el daño o menoscabo directo a sus derechos, sino también están invisibilizando y marcando un foco de alarma para la juventud ¿Cuáles son las condiciones para las nuevas generaciones de la abogacía en tiempos de erosión democrática? Si la titular del ejecutivo federal no pone al frente las necesidades e intereses de la población por encima de cualquier influencia política nos seguiremos enfrentando a violaciones a derechos humanos que trastoquen la vida diaria de la sociedad y provoquen más desigualdad de género para grupos de atención prioritaria. Como mujer, abogada y feminista reafirmo mi postura respecto a que un cuerpo de mujer no garantiza una perspectiva de género ni mucho menos que busque profundizar, atender o disminuir las causas de desigualdad de género.


Daniela Rosales Loera

Daniela Rosales Loera es abogada especializada en materia de género y afiliada en Abogadas MX. Es Licenciada en Derecho por la Facultad de Derecho de la Barra Nacional de Abogados. Realizó un proyecto de investigación en torno al acoso y hostigamiento a partir de las implicaciones jurídicas del Convenio 190 de la OIT. Imparte conferencias desde 2020 a la actualidad para visibilizar los tipos de violencia y generar mecanismos de prevención y atención para propiciar espacios libres de violencia. Ex trabajadora del Poder Judicial de la Federación. Actualmente, es Maestrante en Políticas Públicas y Género por la FLACSO, México.

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