El miedo a la revictimización, sus implicaciones en la impunidad y el caso Gisele Pelicot
Jimena Rincón y Flora Álvarez
13 de Noviembre, 2024

La violencia de género y los delitos sexuales son problemas profundamente enraizados. A pesar de la creciente conciencia sobre estos temas, la impunidad sigue siendo alarmantemente alta. Uno de los principales factores que contribuyen es el conjunto de sentimientos que experimentan las víctimas, incluyendo la vergüenza, los prejuicios morales y el miedo a ser revictimizadas. Este artículo explora cómo estos factores no solo perpetúan el sufrimiento de las víctimas, sino que también facilitan la impunidad de los delincuentes. Un cambio en la percepción social que coloque la culpa y vergüenza sobre los verdaderos agresores puede ser una estrategia eficaz para reducir la impunidad. El caso Giselle Pelicot marca el inicio en este cambio de paradigma.


La Vergüenza como Barrera para la Denuncia


La vergüenza es una emoción poderosa que puede paralizar a las víctimas y evitar que busquen justicia. Muchas víctimas suelen sentirse responsables por lo ocurrido, tienen miedo de ser culpadas, cuestionadas por su comportamiento, vestimenta o decisiones, o de ser estigmatizadas por haber sido víctimas de este tipo de delitos. 


El miedo a ser revictimizadas es otro factor que frena a las víctimas a presentar denuncias. Muchas veces, en la etapa de denuncia o en el proceso judicial, las víctimas se enfrentan a interrogatorios hostiles, donde su credibilidad es cuestionada.


Esto refuerza la sensación de que la denuncia no vale la pena, y que el costo emocional de hablar puede ser más alto que el dolor de permanecer en silencio. Además, esta cultura minimiza la gravedad del delito al desviar la atención de los verdaderos culpables, y esa es la estrategia de los victimarios: que las víctimas no hablen jamás o, en caso de hacerlo, se les estigmatice para que no se sientan con la seguridad suficiente para denunciar.


En un país como México en el que las mujeres sufren constantemente de violencia, la revictimización se convierte en una de las numerosas formas de ejercerla, al permitir que las conductas basadas en un sistema de creencias sexista perpetúen las diferencias apoyadas en estereotipos de género.


Superando el Miedo: El Cambio de Narrativa


La clave radica en cambiar la narrativa que rodea a la violencia de género y a los delitos sexuales. Es fundamental que la sociedad reconozca que la culpa recae en los agresores y no en las víctimas.


Cuando las denuncias se tratan con seriedad y se llevan a juicio, se reduce la percepción de que son " falsas" y se fortalece la credibilidad de las víctimas. Esto ayuda a desmantelar la cultura de impunidad, mientras que maximiza el derecho de defensa de los involucrados, evitando que las condenas queden únicamente en el ámbito social y, de ser hallados culpables, los agresores paguen las penas que corresponden.


Este cambio debe estar acompañado de la adecuada implementación de mecanismos para resolver con perspectiva de género, por todas las personas juzgadoras, cuyo objetivo central versa en fortalecer la protección de los derechos de todas las mujeres y personas de la diversidad sexual que participan en un proceso judicial (1). 


Lo anterior, pues la persistencia de estereotipos y sesgos de género en el proceso judicial constituye un obstáculo en el esclarecimiento de los hechos y además, impide que las mujeres accedan a la justicia en igualdad de condiciones frente a los hombres, sin comentarios discriminatorios, por su género y edad (2).


El Caso Gisele Pelicot


Este caso marca el inicio de este cambio social, ante la petición expresa de llevar el caso públicamente en un sistema que, preveé como regla general que los debates serán públicos, pero en el que suelen llevarse a puerta cerrada si la víctima así lo solicita, a fin de evitar su revictimización, lo que juega predominantemente a favor del agresor, pues se resguarda su identidad y circunstancias del caso.


Gisele ha expresado su deseo de que su caso no solo sirva para buscar justicia personal, sino que también ayude a otras mujeres a sentirse empoderadas para denunciar, sin temor a ser juzgadas, dando publicidad completa y total al juicio. Su valentía al exponer públicamente los hechos de los que fue víctima promueve un entorno de respaldo hacia las víctimas, en el que los agresores sean llevados a rendir cuentas y sobre todo donde la vergüenza puede trasladarse finalmente al lado que le corresponde: a los hombros de todos aquellos agresores que por años permanecieron -y que en muchos casos pemanecen- libres y despuestos a atacar de nuevo.


Conclusión


La vergüenza y el miedo a la revictimización son barreras que perpetúan la impunidad en los delitos de violencia de género y abuso sexual. Al desafiar estos sentimientos, así como fomentar un cambio en la narrativa social que coloca la culpa sobre los verdaderos delincuentes se puede construir un camino hacia la justicia y protección para las víctimas. Empoderar a las víctimas y proporcionarles el acompañamiento y trato adecuado facilita que los agresores enfrenten las consecuencias de sus acciones. Este es un reto colectivo que requiere el compromiso de todos.


Referencias:


(1) Vela Barba, E. (Coord.). (2021). Manual para juzgar con perspectiva de género en materia penal. Suprema Corte de Justicia de la Nación.


(2) Gozzi, L. (2024, octubre 23). *"La vergüenza no es para nosotras, es para ellos": el testimonio en el tribunal de Gisèle Pelicot, la mujer drogada por su esposo y violada durante más de una década*. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/articles/cvg0d1x1kdko 


Jimena Rincón

Jimena Rincón San Juan es Pasante en Malpica, Iturbe, Buj y Paredes, S.C. desde 2022 y estudiante de Noveno Semestre de la Licenciatura en Derecho en la Universidad Panamericana.

Flora Álvarez

Flora Astrid Álvarez Acosta es Asociada en Malpica, Iturbe, Buj y Paredes, S.C. desde 2014. Es egresada de la Licenciatura en Derecho de la Universidad Panamericana y de la Maestría en Políticas Públicas de la Universidd de Cambridge.

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