En la mesa no se habla de religión, política, ni futbol; ¿se podrá hablar de planificación financiera con perspectiva de género?
La religión, política y futbol, son temas aparentemente controversiales, pero discutidos diariamente en distintos foros formales y cotidianos. Cabe cuestionarnos la razón por la cual dichos temas son abiertamente debatidos, mientras que otros, no cuentan con un lugar en la mesa.
La planificación financiera es crucial para el bienestar de cualquier hogar. Es un tema universalmente aceptado y, en términos generales, discutido con familiares o entre amigos. Sin embargo, para que esta planificación sea realmente justa y equitativa, es fundamental incorporar una perspectiva de género que garantice que las aportaciones económicas se realicen de manera proporcional y equitativa. Aunque se trata de un aspecto esencial, es un tema que rara vez se debate.
Así, en este artículo, abordaremos la importancia de esta equidad en la contribución de ingresos, la planificación económica en todas sus vertientes y la conveniencia de contar con más de una fuente de ingresos, independientemente de su cuantía. Nuestro artículo se basa en historias de la prima de una amiga, experiencias personales de las autoras y, sobre todo, informes, cifras, estadísticas y encuestas de acceso público (1).
Si alguna vez te has sentido una invitada incómoda en la casa que tú también mantienes con el esfuerzo de 10 horas diarias de trabajo, si te has despertado en la madrugada preocupada por no generar ahorros, o si tu dinámica en pareja se define con base en las respectivas aportaciones a la economía familiar, este artículo es para ti.
1. La Equidad y Proporcionalidad en la Contribución Económica del Hogar
En el día a día escuchamos cuánto va a pagar el Real Madrid por Kylian Mbappé, sobre la decisión de que LeBron James juegue con su hijo Bronny James en la NBA y las implicaciones del cambio generacional de los jugadores de la selección mexicana de futbol.
Poco se escucha sobre la equidad en la contribución económica del hogar, lo cual sugiere que la contribución sea equitativa, más no igualitaria. Esto implica que cada miembro de la pareja contribuya según sus posibilidades y capacidades económicas, sin que esto se traduzca en una menor valoración o respeto hacia quien aporta menos cuantitativamente. Además, implica reconocer que los ingresos no sean necesariamente proporcionales entre las partes, sin que ello signifique que la persona que aporta más ingresos económicos tenga mayor injerencia, poder o autoridad en cuanto a las decisiones que se toman en el hogar.
Es decir, existe una percepción de que el valor en la toma de decisiones de una persona en el hogar está directamente relacionado con su aporte económico, la cual perpetúa desigualdades y desvalorizaciones. Únicamente en la medida en la que se incorpore una visión que reconozca la capacidad económica real de cada uno de los miembros del hogar estaremos en posibilidad de contar con una participación igualitaria, independientemente de la contribución monetaria de cada una de las partes.
2. Brecha Salarial y Participación Económica
Es difícil hablar de una aportación igualitaria sin reconocer la realidad de la brecha salarial con la que nos enfrentamos actualmente en México. Resulta indispensable traer los conceptos de equidad y proporcionalidad a la mesa.
Según el CIIGEF (2), por cada peso de salario que, en promedio, reciben los hombres, las mujeres reciben 56 centavos. De acuerdo con los resultados de la ENIGH (3), los hogares donde la persona reconocida como líder es una mujer tienen un ingreso por trabajo menor (60.6%) que los hogares en los que la persona de referencia es un hombre (69.6%). Con base en los resultados del ENOE (4), a nivel nacional, la tasa de participación económica presenta diferencias importantes entre hombres (77.1%) y mujeres (44.9%).
3. Reconocimiento del Trabajo No Remunerado
También se habla con frecuencia sobre las probabilidades de que Inglaterra logre por primera vez ser campeón de la Eurocopa, si Patrick Mahomes podrá desafiar el legado de Tom Brady y de si el Checo Pérez se merece su extensión con Red Bull por dos años más.
No se habla con la misma frecuencia sobre las distintas formas de aportar a la economía familiar, lo cual no se limita únicamente al dinero. Al hablarlo, es crucial considerar todas las vertientes de la economía familiar, incluyendo contribuciones en especie, como el trabajo doméstico, el cuidado de los hijos, y otras tareas que, aunque no se reflejan directamente en un ingreso monetario, son fundamentales para el funcionamiento del hogar.
El trabajo doméstico y de cuidado es un componente esencial de la economía familiar. Según la OIT (5), el trabajo no remunerado representa un aporte significativo a la economía global, aunque rara vez se le da el reconocimiento que merece. De acuerdo con la CSTNRHM (6), las mujeres aportan el 73% del tiempo que los hogares destinan al trabajo no remunerado de cuidado y doméstico (TNRDCH), mientras los hombres el 27% restante. El TNRDCH de las mujeres es equivalente al 20.2% del PIB, mientras que el realizado por los hombres al 7.4%.
Estas aportaciones no monetarias suelen recaer desproporcionadamente en las mujeres, lo cual subraya la necesidad de una valoración equitativa de todas las formas de contribución. La planificación económica integral debe considerar un presupuesto familiar que refleje las entradas y salidas económicas, incluyendo tanto los ingresos monetarios como las aportaciones en especie.
4. Diversificación de Fuentes de Ingreso
Se discuten comúnmente los valores de la Iglesia, la reunión en el Vaticano del Papa Francisco con comediantes y el componente religioso del conflicto actual del Medio Oriente.
Sin embargo, no se habla de la importancia de la diversificación de fuentes de ingreso, misma que constituye una estrategia eficaz para garantizar una mayor estabilidad en la economía del hogar. Contar con más de una fuente de ingresos proporciona mayor seguridad y flexibilidad financiera. Es importante que estos ingresos adicionales, por pequeños que sean, sean valorados y gestionados de manera conjunta. Cada contribución fortalece la economía familiar y refuerza la idea de colaboración y respeto mutuo. Adicionalmente, la diversificación de fuentes de ingreso promueve el crecimiento personal y profesional tanto a nivel personal como en pareja, al explorar el desarrollo de nuevas habilidades y talentos.
5. El Apoyo Mutuo en Pareja
Así como se comentan ampliamente las reacciones ante el triunfo de Claudia Sheinbaum, la campaña electoral en Estados Unidos de Trump y de Biden, la convocatoria de Macron a elecciones parlamentarias anticipadas en Francia y las propuestas legislativas de Milei en el Senado de Argentina, igual de recurrente debe ser comentar la importancia del apoyo mutuo en pareja. El apoyo mutuo es esencial para crear un entorno en el que ambas partes puedan prosperar económica y profesionalmente, reconociendo las desigualdades aquí referidas con la intención de trabajar en conjunto para mitigarlas.
Las conversaciones en este sentido son tan variadas como personas, realidades y parejas existen. Con esto en mente, ideas tales como el fomento del ahorro, el apoyo en las oportunidades de crecimiento profesional de ambas partes, principalmente de la mujer en el contexto de un TNRDCH compartido de forma equitativa, y el reconocimiento y la valoración de los logros y esfuerzos de ambos miembros de la pareja definitivamente deben ser traídos a la mesa.
Es crucial que las decisiones financieras se tomen en conjunto, considerando las opiniones y necesidades de ambos miembros. Al igual que se discuten temas deportivos, religiosos y políticos, es hora de traer a la mesa la planificación financiera con perspectiva de género para asegurar un hogar justo y equitativo para todos.
6. Hablemos de la Planificación Financiera con Perspectiva de Género
La planeación financiera en pareja debe basarse en los principios de equidad, proporcionalidad y respeto. La contribución económica no debe percibirse como una fuente de poder ni de reproches, sino como una oportunidad para construir juntos un futuro sólido y justo, sin dejar de lado la perspectiva de género. Al valorar las distintas formas de aportación y fomentar una distribución equitativa de las responsabilidades, estaremos un paso más cerca para caminar hacia una economía familiar inclusiva y equitativa. Además, es crucial reconocer y abordar las desigualdades de género en el ahorro y el crecimiento profesional, apoyando activamente el desarrollo y la estabilidad financiera de ambos miembros de la pareja.
Hablemos sobre planificación financiera; eliminemos los roles de género y construyamos juntos un hogar donde cada miembro se sienta valorado y respetado, independientemente de su contribución económica.
Este artículo es una invitación a reflexionar sobre nuestras prácticas financieras y a trabajar juntos para lograr una equidad real en nuestros hogares. Es momento de hablar y actuar, para que cada miembro del hogar se sienta valorado y respetado, sin importar la cuantía de su contribución económica y considerando las contribuciones en especie.
Somos fieles creyentes de que juntos, podemos crear un entorno donde cada aporte, grande o pequeño, sea reconocido y celebrado. Solamente hasta que hablemos libremente de los temas aquí abordados y eliminemos las connotaciones negativas que los envuelven lograremos no volver a sentirnos en deuda con nuestras parejas, porque es la sociedad quien está en deuda con nosotras.
Referencias:
(1) Entre otras, la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, las estadísticas del Comité Interinstitucional para la Igualdad de Género en las entidades financieras, el informe de rendición de cuentas de Generación Igualdad 2023 emitido por ONU Mujeres y en cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).
(2) Comité Interinstitucional para la Igualdad de Género en las Entidades Financieras.
(3) Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares.
(4) Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo.
(5) Organización Internacional del Trabajo.
(6) Cuenta Satélite de Trabajo no Remunerado de los Hogares en México. Última actualización: 23 de noviembre de 2023.