¿Qué esperar mientras esperas? Mi versión como abogada
Escribo estas líneas con un vientre que ya apenas cabe entre mi escritorio y yo. A solo días de conocer a mi primer bebé, me siento suspendida en una mezcla de emoción, incertidumbre y mucha expectativa. Me asaltan preguntas incómodas: ¿seré buena madre?, ¿estoy preparada?, ¿qué nos espera? Y junto a ellas, otras más silenciosas, pero igual de insistentes: ¿qué pasará con mi trabajo?, ¿cómo equilibraré mi trabajo con esta nueva etapa de mi vida? Son pensamientos que me acompañan en mi día a día, especialmente por las noches o en mitad de una videollamada laboral, mientras mi cuerpo me recuerda que ya no soy una sola.
Reconozco y agradezco el enorme privilegio de trabajar en una empresa que me ha brindado un apoyo y una flexibilidad que no son comunes en México. He tenido la suerte de contar con managers que me escuchan, un equipo que me respalda y una cultura laboral que ha hecho de esta etapa algo mucho más humano.
No quiero romantizarlo, tampoco ha sido un camino fácil. Estos meses han estado llenos de cansancio físico, algunos dolores, momentos de incertidumbre, dudas e incluso miedo, pero también han sido una oportunidad para seguir creciendo y desafiándome profesionalmente. Por eso, mientras espero, he tenido la oportunidad de participar en proyectos retadores, colaborar en mentorías con otras profesionistas que también son madres y, sobre todo, mantenerme activa en lo que me apasiona, siempre escuchando en todo momento a mi cuerpo y mente. Todo esto ha sido posible, en gran parte, gracias a la empatía y apertura de mis managers, quienes han sabido acompañarme y escucharme cuando me he sentido cansada, estresada o con miedo. Sé que mi experiencia no representa la realidad de la mayoría de las mujeres en México, y por eso la valoro aún más. Me recuerda que el acompañamiento, la confianza y la flexibilidad no deberían ser un privilegio, sino la regla.
Y justamente por eso, mientras espero, quiero compartir algunas reflexiones sobre los vacíos que he identificado en nuestro sistema legal y de salud, y sobre la necesidad urgente de transformar no sólo las leyes, sino también las mentalidades que todavía nos limitan.
Como abogadas, conocemos la letra de la Ley Federal del Trabajo (LFT). Sabemos que reconoce derechos mínimos para las madres trabajadoras: 12 semanas de licencia, pausas para lactancia, protección del puesto y cómputo de la antigüedad. Sin embargo, vivir esos derechos en carne propia es otra historia(1).
En México, las mujeres que son madres se incorporan al mercado laboral en condiciones adversas, debiendo compatibilizar la crianza, las tareas del hogar y el trabajo. Para el cuarto trimestre de 2023, había 38.5 millones de mujeres de 15 años y más que eran madres, y 17.5 millones de ellas trabajaban. Este número creció más de 25% desde la crisis de 2008, pero la pandemia obligó a 1.7 millones de mujeres a dejar sus empleos en 2020. Además, el 60% de las madres trabajadoras están en la informalidad, sin seguridad social ni prestaciones. Estas cifras no son solo estadísticas, sino un recordatorio de que la protección a la maternidad en nuestro país sigue siendo un privilegio para pocas, pero no un derecho garantizado(2).
Las 12 semanas de licencia que establece la ley son, desde mi perspectiva, un silencio que subestima las verdaderas necesidades de las madres y los recién nacidos. Ese periodo resulta breve para una recuperación física completa, establecer un vínculo afectivo sólido, en su caso facilitar la lactancia materna exclusiva y permitir que la familia se adapte a su nueva dinámica. Obligar a una reincorporación tan pronta puede poner en riesgo la salud física y emocional de la madre y el desarrollo del bebé. Este enfoque trata la maternidad como una simple interrupción laboral, en lugar de reconocerla como una etapa esencial para el bienestar familiar y social.
En contraste, países con políticas más avanzadas muestran los beneficios de una visión a largo plazo. Suecia ofrece 480 días de licencia parental compartida y remunerada(3), mientras que Alemania permite hasta tres años de permiso con protección del empleo y subsidios(4). Estas políticas generan mejores indicadores de salud materno-infantil, mayor participación laboral femenina y corresponsabilidad en la crianza. La brecha con México evidencia la urgencia de ampliar y flexibilizar las licencias para invertir verdaderamente en el bienestar de las familias.
De igual forma, es necesario, abrir también la conversación sobre el rol de las parejas en el proceso. La maternidad no es sólo asunto de una persona. La participación activa de la pareja desde el embarazo es esencial para construir relaciones de corresponsabilidad en el hogar y en el trabajo. En el caso de los hombres, la licencia de paternidad en México sigue siendo simbólica con apenas cinco días laborales pagados tras el nacimiento o adopción de un hijo. Esta cifra palidece frente a las semanas o meses que otros países otorgan para fomentar el involucramiento paterno.
Además, la ley guarda un silencio preocupante frente a situaciones excepcionales: partos prematuros con hospitalización, pérdidas gestacionales o embarazos de alto riesgo. No hay disposiciones claras para estos casos. Lo que debería estar protegido por el sistema queda muchas veces al arbitrio del empleador, cuando debería ser un derecho garantizado.
Por todo ello, es que la maternidad en México debe ser un derecho protegido, y no un privilegio condicionado al lugar donde trabajas y mucho menos, a un nivel económico.
Ahora bien, ser madre y abogada también significa lidiar con prejuicios que pueden llegar a ser persistentes: suposiciones de que una mujer embarazada/madre no podrá “dar el ancho”, que debe evitar el estrés o situaciones complicadas, o que está “en otra etapa” de su vida. Estas percepciones erosionan oportunidades y desgastan emocionalmente a las madres. Lo que necesitamos verdaderamente, es respeto y autonomía, ya que la maternidad no debe verse como un obstáculo, sino como una etapa más de una carrera profesional con múltiples dimensiones.
Aunque ha habido avances en políticas laborales, aún falta mucho para lograr una verdadera equidad. La maternidad sigue afectando la participación de las mujeres, sus oportunidades de crecimiento y sus salarios. Además, el mobbing maternal, cuando las mujeres embarazadas son acosadas o excluidas en el trabajo, sigue siendo una realidad preocupante. Por ello, urge impulsar licencias de maternidad y paternidad amplias, promover a madres en puestos de liderazgo y romper con los estereotipos de género.
Ser mamá no debería significar renunciar a nuestros sueños, necesitamos seguir soñando, cuidarnos y apoyarnos entre nosotras. Porque ser madre también es ser profesional, ser fuerte y ser muchas cosas a la vez, y eso merece ser reconocido, respetado y respaldado.
Ojalá estas palabras puedan llegar a través de esta red de Abogadas MX, a quienes hoy tienen el poder de transformar realidades dentro de sus organizaciones: socias, directoras, y líderes en puestos de decisión. Que este texto sirva como un llamado a mirar con empatía a las compañeras que atraviesan esta etapa, y a preguntarse cómo pueden ser aliadas reales. Porque apoyar la maternidad no es un favor, es una apuesta por un entorno laboral más justo, más humano y verdaderamente equitativo.
Deseo que dentro de unos meses, pueda compartirles cómo ha sido realmente el regreso después de esta espera. Mientras tanto, abrazo a la distancia a todas las mujeres que viven esta etapa con ilusión, cansancio y determinación. A quienes se retan cada día a no rendirse y siguen luchando por sus sueños, aun cuando el equilibrio parece imposible.
*El contenido de este artículo es publicado bajo la responsabilidad de su autora y no necesariamente refleja la posición de Abogadas MX.
Referencias:
(1) Ley Federal del Trabajo [LFT]. Última reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el 21 de febrero de 2025. https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LFT.pdf
(2) Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2024). Estadísticas a propósito del Día de la Madre (10 de mayo). Recuperado el 6 de octubre de 2025 de https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2024/EAP_10Mayo24.pdf
(3) Försäkringskassan. (2025). Parental benefit. Recuperado el 6 de octubre de 2025, de https://www.forsakringskassan.se/english/parents/when-the-child-is-born/parental-benefit
(4) Bundesministerium für Familie, Senioren, Frauen und Jugend (BMFSFJ). (2025). Parental allowance and parental leave. Recuperado el 6 de octubre de 2025, de https://www.bmfsfj.de/bmfsfj/service/languages/english/parental-allowance-and-parental-leave-73832.