El arte como herramienta de empoderamiento para las mujeres en la abogacía
30 de Septiembre, 2024

Tradicionalmente se ha visto a la profesión jurídica como una disciplina aislada de otras ramas del conocimiento, enfocándose principalmente en la lógica, la argumentación y el rigor técnico. Incluso dejando, en ocasiones, en segundo plano el aspecto creativo y emocional que son esenciales para la formación de un profesional completo. 

En un mundo que demanda cada vez más habilidades interdisciplinarias, resulta crucial que las abogadas tengamos un acercamiento no solo a otras ciencias, sino también a las diversas manifestaciones artísticas. El arte, en todas sus formas, fomenta la creatividad, la empatía y la capacidad de comunicación, cualidades que son fundamentales para el ejercicio exitoso de la abogacía.

El arte, entendido como un género del que derivan disciplinas como la pintura, la literatura, y el teatro, ofrece un conjunto de herramientas valiosas para el empoderamiento de las mujeres en la abogacía. En un entorno donde la presión y la competencia son intensas, estas disciplinas proporcionan un espacio para la reflexión, la expresión personal y la construcción de una identidad profesional más rica y diversa.

Históricamente, los hombres han dominado los espacios donde se reconoce a los “grandes” y “más destacados”. Esta realidad se refleja no solo en el ámbito artístico, sino también en la abogacía, donde los roles de poder han sido tradicionalmente ocupados por figuras masculinas. Recientemente, durante una visita al Museo de Arte de Filadelfia, observé que las obras “imperdibles” seguían siendo de artistas como Van Gogh, Monet, Cézanne, Picasso y Diego Rivera. Sin embargo, también descubrí salas menos concurridas, pero igualmente significativas, que exhibían el trabajo de mujeres como Diana Scultori, Maria Longworth Nichols y Marie-Rosalie Bonheur.

Estas artistas, aunque vivieron en épocas distintas y se desarrollaron en diferentes disciplinas, comparten un hilo común: trascendieron sus contextos y han inspirado a mujeres a lo largo de los siglos a encontrar en el arte una vía para el cambio social y la resiliencia. Este legado nos recuerda que el arte no es solo un reflejo de la cultura, sino una herramienta poderosa de empoderamiento, especialmente en profesiones como la nuestra, que a menudo exigen más de nosotras por el simple hecho de ser mujeres.


El impacto del arte en la formación y bienestar de las abogadas

La abogacía es una profesión altamente demandante, y para nosotras, las mujeres, ese nivel de exigencia puede ser aún más intenso debido a las expectativas sociales. La sociedad impone estereotipos y normas de comportamiento que nos afectan de manera particular, desde cómo manejamos el estrés hasta cómo expresamos nuestras emociones en el entorno laboral. ¿Cuántas veces nos han hecho sentir inadecuadas por tener un mal día, por no estar completamente concentradas o por no tener el ánimo de sonreír? Estas experiencias nos llevan a ser etiquetadas como malhumoradas o faltas de disciplina. Para comprender plenamente lo que implica ser mujer en la abogacía, es necesario vivirlo.

En este contexto, el arte emerge como un refugio y una fuente de fortaleza. Investigaciones han demostrado que involucrarse en actividades artísticas puede reducir el estrés, mejorar el bienestar emocional y fortalecer la resiliencia. Escritoras como Ángeles Mastretta, Isabel Allende y Carmen Laforet, por ejemplo, nos ofrecen diferentes perspectivas sobre la experiencia y la mística femenina, enriqueciendo nuestra comprensión de los desafíos que enfrentamos y dándonos ejemplos de superación y éxito.


El arte como motor de cambio social

El arte no solo es una herramienta de empoderamiento individual, sino también un motor de cambio social. A través de la historia, las mujeres artistas han utilizado sus obras para cuestionar las normas sociales y luchar por la igualdad. En el ámbito jurídico, podemos hacer lo mismo al utilizar nuestras habilidades creativas para abordar problemas legales desde nuevas perspectivas, desarrollar estrategias innovadoras y promover una mayor equidad en la práctica del derecho.

Aún queda mucho por hacer en el campo de la abogacía para las mujeres. Es un trabajo que debemos ejecutar día tras día, recordando que, aunque Roma no se construyó en un día, cada ladrillo colocado fue crucial para su edificación. De la misma manera, cada pequeña acción que realizamos puede tener un impacto duradero.


Nuestra capacidad de trascender

Al igual que aquellas artistas que admiramos, nosotras también tenemos el poder de trascender. Quizás nuestras obras no sean expuestas en una galería o nuestras novelas no alcancen una 30ª edición, pero sin duda, podemos impactar la vida de otra mujer: de nuestra compañera de oficina, de una estudiante de derecho, o de aquellas mujeres cuyos casos representamos y comprendemos profundamente. El poder de cambiar el mundo, aunque sea de manera sutil, reside en nosotras y en nuestra capacidad de apoyarnos mutuamente y seguir adelante, inspiradas por el arte y la creatividad.


Referencias:

  1. “Art and Well-Being”, Stephen Murphy-Shigematsu Ed.D., Psychology Today.
  2. “Gender in Art: 6 Artists Questioning Gender Norms”, Ruth Millington, Rise Art.
  3. “Law, Literature, and the Problems of Interdisciplinarity”, Jane B. Baron, The Yale Law Journal, Vol. 108:1059
  4. “Stress Reduction and Emotional Resilience through Artistic Engagement.” American Psychological Association.


Regina Godínez

Regina Godínez es asociada en el área de Corporativo, Fusiones y Adquisiciones de Von Wobeser y Sierra. Graduada de la Universidad Panamericana, actualmente cursa un LLM en la University of Pennsylvania. Con una sólida experiencia en la redacción de contratos, análisis de derecho mercantil y societario, y la estructuración de estrategias de negociación, se enfoca en evitar litigios y optimizar transacciones complejas. Es una apasionada del Derecho Comparado y la aplicación de la Inteligencia Artificial en el ámbito legal. Además, participa activamente en iniciativas para empoderar a las mujeres en la profesión jurídica, integrando su amor por el arte y su compromiso con la educación en sus esfuerzos.

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