¿Cómo encontrar un balance entre la vida de una litigante y el correr un maratón?

Se dice que menos del 1% de la población termina un maratón, el llegar a correr esos 42.195 kilómetros es algo muy demandante que requiere de mucho tiempo y dedicación. El ser abogada litigante, no se queda atrás: el estrés, la agenda apretada, preparación de audiencias, términos y vencimientos, hacen que el ser litigante sea un trabajo estresante, más aún si eres mujer.
Desde el momento en que entramos a la carrera, nos sumergimos a un mundo en el que pareciera que tenemos que despedirnos de todo nuestro entorno social, familiar y personal para poder llegar a sobresalir dentro de una jungla jurídica, en la que, además te tienes que esforzar el doble para distinguirte siendo mujer, pues ni las condiciones académicas, ni las oportunidades laborales están pensadas, ni adecuadas para las abogadas. Para empezar, genéticamente hablando, las mujeres tenemos diferentes hormonas que hacen que nuestra energía y emociones varíen a lo largo de cada mes, no obstante, se nos exigen no solo las mismas, sino es que hasta más actividades y tareas que nuestros colegas; ya que amargamente, las oportunidades laborales siguen siendo distintas para las mujeres que para los hombres, esto de la mano con la desproporcional brecha salarial, que aún y cuando se ha intentando regular, en la práctica no ha tenido éxito; y por último, la seriedad que la misma sociedad le da a un hombre abogado, es muy distinta a la que se le da a una mujer que ejerce la abogacía. Necesitando entonces, como mujeres, el probar y justificar que merecemos justamente, ese respeto; provocando entonces el que una mujer se esfuerce el doble para obtener los mismos resultados, o incluso menores.
Si a las condiciones anteriores, le agregamos el tener una familia o tener un hobby de alta demanda, hace casi que lleguemos a tener un “corto circuito mental” porque el estrés aumenta desenfrenado de manera constante, sin que exista justificación alguna para ausentarse o tomar un descaso, pues eso no sería muy aceptado dentro de nuestro mismo entorno social. Eso sí, siendo muy normal, que muchos colegas, salgan temprano un jueves o viernes laboral para irse a jugar un A-go-go a su campo de golf favorito, esto sin critica alguna.
Generando entonces, de manera subconsciente, una necesidad de tener que cumplir con todo, sintiéndonos entonces culpables si llegamos a “salir temprano” aún y cuando, muchas veces, ya estamos trabajando fuera de nuestro horario laboral, pues mientras nuestros colegas obtienen un respeto per se, fuera y dentro de Tribunales, nosotras tenemos que esforzarnos el doble, sacrificando muchas otras áreas de nuestra vida.
Analizando la situación me di cuenta que la única “justificación” que existe es cuando una es mamá y, aun así, aplican las mismas exigencias. Por lo que muchas veces nuestro día a día se vuelve únicamente, nuestro trabajo, situación que se vuelve insostenible de manera: familiar, social, hormonal, física y emocional. Es por esto que, en el año 2023, decidí hacer algo diferente, me inscribí a un maratón.
Me inscribí y nunca había corrido más de 10 kilómetros, menos entendía nada de las zonas, clubs de correr y mucho menos sabía algo de los famosos PRs (personal records); no obstante, sabía que era algo que me iba a permitir encontrar un balance, aún y cuando el litigio y la preparación para un maratón, son ambas, actividades sumamente demandantes; con esta última he aprendido a relajarme y disfrutar otras áreas de mi vida: tiempo conmigo misma, escuchar música, convivir con la naturaleza, así como ver la ciudad de una manera distinta: sin prisas, ni tráfico, dejando a un lado los trajes y ropa formal, poniendo en pausa los términos y audiencias, por lo menos por dos horas de mi día, forzándome a estar en el presente.
Aunque no ha sido un camino fácil, y hay semanas en que la agenda es más apretada, poco a poco he encontrado la manera en que la pasión que tengo por el mundo jurídico, logre coexistir con el hobby que siento que me hizo disfrutar de nuevo, mi tiempo y mi presente. Por lo que, así como para mí, el running se ha convertido en un escape necesario de la rutina, haciéndome entender que se puede ser una litigante exitosa, mientras se es parte de un 1% de un mundo completamente diferente, es que a ustedes, mis colegas, las invito a no renunciar a esa parte que como mujeres -llámese un hobby, el ser mamá o alguna otra actividad- nos permite aterrizar y balancear mejor nuestra vida, pues aún y cuando las exigencias jurídicas, no disminuyen, no debemos renunciar a eso otro que nos complementa y beneficia, pues basta recordar que nuestra esencia no se compone únicamente de quienes somos dentro del mundo laboral.
*El contenido de este artículo es publicado bajo la responsabilidad de su autora y no necesariamente refleja la posición de Abogadas MX.