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El pasado 2 de junio, Claudia Sheinbaum hizo historia al convertirse en la primera mujer electa presidenta de México y la primera persona con una carrera dedicada a la ciencia y la sustentabilidad que detentará este cargo. Su perfil académico la distingue de prácticamente todos sus predecesores. Con excepción de Ernesto Zedillo (electo en 1994), México nunca ha tenido un presidente que tenga el grado de doctor al momento de asumir el cargo. Más allá de su perfil político, Sheinbaum tiene una sólida formación académica en la Universidad de California en Berkeley, así como en la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), en donde obtuvo la licenciatura en Física, la maestría en Ingeniería de la Energía y el doctorado en Ingeniería Ambiental. En el terreno laboral, antes de ser jefa de gobierno de la Ciudad de México, Sheinbaum fue secretaria de medioambiente del Distrito Federal. Por ello, su llegada a la Presidencia puede traer consigo una perspectiva inédita al desarrollo del sector energético en México. La pregunta es si podrá hacerlo dadas las condiciones en las que recibe al país, pues hoy México enfrenta retos importantes en materia de inversión e infraestructura; es difícil predecir si Sheinbaum logrará capitalizar su experiencia para liderar una nueva era de desarrollo de infraestructura energética en nuestro país.
Durante su administración, el presidente Andrés Manuel López Obrador (amlo) introdujo muchas incertidumbres en materia regulatoria y de seguridad que impactaron la estabilidad y el crecimiento del sector energético, las cuales afectaron el interés de los inversionistas. Además, está claro que amlo impulsará su proyecto político hasta el último minuto de su gestión. Prueba de ello es el paquete de reformas que pretende sea aprobado por el Congreso antes de dejar la Presidencia, entre las cuales sin duda la más polémica es la del Poder Judicial.
Claudia Sheinbaum hereda un panorama complicado en materia de crecimiento económico. La cuesta será más inclinada que la de amlo en 2018. En ese contexto, tiene la oportunidad de crear las condiciones de infraestructura, certeza jurídica y regulatoria que México necesita para ser un destino atractivo para nuevos capitales. Será interesante ver si Sheinbaum tendrá la autonomía e independencia necesarias para promover su propia agenda en materia energética y aprovechar los escenarios que juegan a favor de México.
Fenómenos como la relocalización industrial de múltiples sectores, que ha derivado de la tensión comercial y política entre China y Estados Unidos (el llamado nearshoring), así como la transición a energías renovables, presentan oportunidades para México, siempre que se logren las condiciones necesarias para aprovecharlas. Indudablemente, México tiene el potencial de ser una plataforma de inversión extranjera, en especial en materia de energía, dada su ubicación geográfica y proximidad al segundo mercado de consumo de energía más importante del mundo, Estados Unidos. No obstante, de poco sirve ser vecino de Estados Unidos si México no ofrece condiciones estructurales que permitan el funcionamiento óptimo de las actividades de estas industrias. Un sector energético funcional es clave para atraer inversión extranjera relacionada con el nearshoring. Cualquier empresa, sin importar la naturaleza de los bienes o servicios que produzca ni la industria o el sector donde se ubique, requiere operar en un mercado con acceso eficiente a la red eléctrica. Un sistema confiable de suministro, distribución y transmisión es fundamental para el sector industrial, el cual consume más de la mitad del total de la energía eléctrica generada en el mundo. Actualmente, México tiene un déficit de infraestructura energética que sólo empeorará con el crecimiento de la demanda eléctrica prevista para los próximos años. Adicionalmente, la expectativa de crecimiento de dicha infraestructura, incluyendo la red nacional de transmisión, parece que será insuficiente e inadecuada. Hasta ahora nada indica que existan proyectos importantes de crecimiento en estados que son candidatos obvios para recibir inversión relacionada con el nearshoring, como Chihuahua, Tamaulipas, Durango, Baja California, Baja California Sur, Nuevo León, Querétaro, Guanajuato, entre otros.
De igual modo, en el ámbito de las energías renovables la conciencia social de evitar un rezago en materia de producción de energía limpia y de atender las causas del cambio climático ha aumentado. Sin embargo, el desarrollo de estas energías no sería viable en un país que no garantice que contará con la infraestructura de transmisión adecuada. Ciertamente, México tiene una ventaja competitiva en materia de producción de renovables y debería ser un candidato natural para inversiones de esta naturaleza gracias a sus condiciones climáticas y geográficas. No obstante, no estará listo para desarrollar esta industria sin antes atender la insuficiencia de transmisión. Desde la perspectiva del nearshoring es aún más problemático porque cada vez más empresas, por diferentes razones, tienen que cumplir con cuotas de suministro eléctrico proveniente de fuentes renovables.
Si la infraestructura no aumenta y se optimiza en las localidades donde se espera la llegada de estas nuevas empresas, el nearshoring será una oportunidad desaprovechada en materia de atracción de inversión. Más allá de lo político, hemos podido observar una creciente tendencia de proactividad y creatividad por parte de inversionistas extranjeros para entrar al mercado mexicano, a pesar de los retos y riesgos que esto representa. Muchos se han alejado de las interpretaciones políticas radicales y se han inclinado por un enfoque en las oportunidades que México ofrece. Tal es el caso de Mexico Pacific, que está desarrollando un proyecto que contempla una inversión de 14 mil millones de dólares en una de las áreas más necesitadas del país en términos de infraestructura, el cual consiste en la construcción de un gasoducto para el transporte de gas natural extraído en Estados Unidos a Sonora y de una planta de licuefacción de gas natural en Sonora para exportar gas licuado a Asia y Europa. El proyecto de Mexico Pacific está siendo desarrollado con un nivel de sensibilidad y compromiso con las necesidades de las comunidades locales que no se había visto antes.
Durante los días siguientes a la elección de Sheinbaum, los mercados reaccionaron negativamente y muchas dudas emergen sobre cómo se verá el país con la nueva presidencia. Ahora más que nunca, México debe concentrarse en atender las deficiencias que impiden su crecimiento. Está por verse si, con el perfil académico de Claudia Sheinbaum, su gobierno promoverá políticas públicas que impulsen el desarrollo de proyectos de inversión que fortalezcan al sector energético en México. Nombrar a profesionales experimentados en la materia y de alta capacidad técnica en la Secretaría de Energía, en Petróleos Mexicanos (Pemex) y en la Comisión Federal de Electricidad (cfe) sería un indicador clave para generar confianza en los inversionistas. Su reciente convenio con el Consejo Coordinador Empresarial y acercamiento con los líderes de la comunidad empresarial mexicana e internacional indican que la nueva presidenta está preparada para compensar las oportunidades perdidas en los últimos seis años.
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Acerca de las autoras:
Valeria José Ifarraguerri es asociada en Paul Hastings en la oficina de Houston, Texas donde forma parte del equipo de Energía e Infraestructura. Su práctica se especializa en fusiones y adquisiciones, private equity, joint ventures y transacciones de carácter cross-border con énfasis en el sector energético.
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Rocío Guadalupe Mendoza es socia en Paul Hastings en la oficina de Houston, Texas. Rocio representa una amplia variedad de clientes en transacciones domésticas e internacionales del sector energético, incluyendo fusiones, adquisiciones, disposiciones de activos, joint ventures y desarrollo de proyectos.
*Este artículo es publicado bajo la responsabilidad exclusiva de sus autoras y no necesariamente refleja la posición de Abogadas MX.